10.5.11


10/05/11
Para la siguiente reunión de nuestro intento de mini club cinematográfico le tocó elegir a Jose y repetir la temática japonesa. No es como si yo fuese a quejarme. De Naoko Ogigami no había ni escuchado hablar y sin ninguna introducción nos encontramos con "Kamome diner".



"Siempre me gustaron los animales obesos"

La temática del extranjero perdido en un país completamente diferente no es del todo extraña en cine, y en la mayoría de los casos suele utilizarse para exotizar la contraposición entre las dos visiones donde usualmente el entorno es el extraño. No puedo evitar pensar en "Lost in translation" donde se recurre excesivamente a convertir Japón en algo raro para que entonces el protagónico se pierda en él. ¿Qué sucede a la inversa?

Sachie es una mujer japonesa que se encuentra ahora instalada en Helsinki, Finlandia. Su mayor sueño había sido poner un pequeño restaurante-comedor y una vez logrado se encuentra con que no tiene clientes, hasta que se aparece un joven friki finlandés que va únicamente a tomar café y practicar su japonés. Posteriormente conocerá a otras dos mujeres japonesas, Midori y Masako, quienes llegaron hasta ese lado del mundo por distintas razones y terminan colaborando en el pequeño restaurante ante las miradas y encuentros con los habitantes del barrio.

Si bien por una parte es cierto que parte del tema de la película es precisamente este encuentro entre dos culturas que podrían sonar arbitrariamente elegidas, es también, por otra parte, una celebración al equilibrio que puede encontrarse entre ellas. No necesariamente para señalar las muchísimas cosas que deben tener en común los finlandeses con los japoneses, sino para concluir que, sin importar de dónde seamos, las personas siempre buscan huir. Y también que, sin importar a dónde vayamos o dónde terminemos, uno puede 'encontrarse' en cualquier sitio y quedar en equilibrio con él.
En "Kamome diner" las historias de estas tres mujeres juegan con la búsqueda de 'un sitio lejano y completamente distinto' y la imposibilidad inherente de esa búsqueda: la imposibilidad de escapar de uno mismo, de lo que uno está verdaderamente escapando y lleva siempre a cuestas. Todo esto representando en una tranquila ciudad nórdica y con personajes que, al igual que nosotros, miran curiosos los movimientos de estas tres mujeres que en apariencia se encuentran fuera de lugar pero que han llegado hasta ahí con un propósito claro.

Debo decir que el mérito principal de "Kamome diner" es el de ser del tipo de películas que te dejan con una sensación de alegría pacífica al terminar de verlas, y que incluso te hacen evocarlas con cariño, de manera luminosa (porque toda la película es luminosa). Manejando el drama y la comedia con un tono familiar y cercano, se consigue una película entrañable donde las magníficas interpretaciones de sus tres protagónicas te atrapan y te conquistan. Además que, curiosamente, te hacen pensar en Finlandia como jamás lo hubieras imaginado (y eso prácticamente sin mostrarla, ya que casi toda la película sucede en interiores).

Una película a la que sin duda volvería y que me parece de lo más recomendable. Además de haber abierto las puertas para descubrir aún más de la filmografía de Naoko Ogigami.




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