27.5.11


27/05/11
Apenas comenzó el Festival de Cine de Mujeres por acá, y la verdad es que al inicio no me llamaba mucho la atención porque no soy muy fan de casi ninguna directora y en general tampoco me voy demasiado por el feminismo. Pero viendo la programación, porque no dejo de ser una chismosa, me topé con que una de las primeras películas sería de la documentalista Kim Longinotto, de quien reseñé hace como un año "Rough aunties". Y no se dijo más.



"Si ella hubiera tenido un pequeño espacio para mí en su corazón, habría vuelto a buscarme"

También es cierto que decir que no me inclino demasiado por el feminismo y luego hablar de la labor que hace esta mujer al documentar distintos grupos de resistencia por loso derechos de la mujer en varias partes del mundo suena un poco a contradicción. Pero debe ser el afán documental y el origen de dichas organizaciones lo que me hace verlo de manera distinta a un discurso estructurado desde un yo cómodo y ficcional.

La llamada Banda Rosa está conformada por un grupo de mujeres de la India que se resisten al sistema de castas y al modo en que dicha estructura jerárquica se utiliza para violar constantemente los derechos de la mujer. La primera advertencia que se nos hace es que la casta más baja es conocida como 'los intocables' y es menospreciada al máximo en todos los contextos sociales. La mayoría de las mujeres de la Banda, si no es que todas, pertenecen a esta casta y han tenido que pasar sus propias odiseas ya no sólo para que sus derechos sean reconocidos, sino muchas veces para sobrevivir.
Pero aunque veamos muchas mujeres vestidas llamativamente de rosa (con sus saris de dicho color, como advierte el título, siendo la prenda tradicional femenina en la India) podría darnos una idea de que se trata de un grupo organizado y extenso, pero nada más alejado de la realidad. El grupo es básicamente una mujer, Sampat, quien fuera expulsada de su aldea cuando joven por desobedecer a la familia de su marido. Recorriendo con sus niños las calles tuvo que sobrevivir como pudo y después de ello se ha dedicado durante años a defender a mujeres con problemas similares, aunque eso signifique ir a gritarse constantemente con familias enteras, comer apenas de las donaciones que se le hacen al grupo, o mantener a más de una docena de niños y jóvenes en una casa minúscula.

Partiendo de las características propias del grupo, parece como si la edición de la directora también cobrara un rumbo particular (al menos yo la comparo con su labor en "Rough aunties"). Centrándonos siempre en la figura de Sampat seguimos los casos muchas veces de manera aislada y vamos comprendiendo muchos de los funcionamientos ideológicos del país y el modo en que justifican tratos inhumanos hacia mujeres que muchas veces son apenas unas adolescentes. Por otro lado la labor que hace Sampat es más compleja de lo que suele suceder con grupos parecidos en otros países, ya que no basta con enumerar los derechos que tienes las mujeres y hacerlos valer (siendo que la policía los reconoce y contribuye a la causa en dichos casos) sino incitar al orden en una sociedad cuya principal amenaza son sus propias creencias y tradiciones. En ello Sampat tendrá muchas veces que apelar al arreglo que parezca más prudente, sin que quede del todo claro si hay un modo de poder conciliar las antiguas creencias con las nuevas. De modo que podemos ver casos en que una mujer consigue que el hombre que la embarazó se haga responsable y acepte casarse con ella, pero la vemos triste el día de la boda mientras la propone a la directora que la lleve consigo a Londres. Y en otros casos nos encontramos con una chica que fue abandonada por el hombre que prometía casarse con ella, y tras ser aceptada en casa de Sampat y tener la posibilidad de vivir sin depender de un hombre y poder estudiar, llora ante la perspectiva de no alcanzar la meta para la que fue concebida: para casarse y tener hijos.

La propia figura de Sampat resulta ya suficientemente compleja. Aunque al principio Longinotto parece que se limita tan sólo a retratar lo que sucede sin participar en ello, sí que llega a notarse una intención por mostrar más allá de lo aparente. Si bien Sampat es una mujer que literalmente se ha pasado la vida defendiendo a las mujeres, muchas veces parece que sobre sus procedimientos prima una visión unilateral de las cosas. Del mismo modo en que reconoceremos su esfuerzo, probablemente también cuestionaremos algunas de sus decisiones, y a veces incluso las motivaciones que la han llevado a donde está. Un retrato triste de cómo la sociedad muchas veces orilla a los individuos, especialmente a las mujeres, a vivir desconfiando de los demás, creyendo que no hay un final claro para todo el sufrimiento. Lo cual no le resta valor en absoluto ni a su figura ni a su labor, por el contrario, le concede un valor más humano y como tal susceptible de faltas.

Al parecer Longinotto tiene varios documentales más sobre temas similares en contextos distintos. Algo me dice que estaré buscando más cosas sobre ella pronto.




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