29.1.10



29/01/10
Haciendo una pausa entre las películas extranjeras, ajam.
Cuando vi el trailer por primera vez recuerdo que lo estaban pasando en una televisión lejana y sin sonido, mientras comía con mi hermano. Primero sólo distinguía a hombres golpeándose en una especie de fútbol americano pero con menos protección. Rugby, sí. Luego, Matt Damon. Luego, hacia el final, Morgan Freeman. Mi hermano y yo debimos haber pensado al mismo tiempo "¿quién querría ver una película de rugby?". Pero apenas se leyó en pantalla "dirigida por Clint Eastwood" tuve que ser la primera en decir 'yo'.



"I thank whatever gods may be for my unconquerable soul. I am the master of my fate. I am the captain of my soul"

Porque lo cierto es que no se me ocurre ningún otro motivo por el que vería una película de rugby, ni siquiera estoy demasiado segura de cómo se juega, aunque algunas deducciones pude sacar a lo largo de la película.
De entrada, es una película sobre Nelson Mandela (y era evidente que tenía que ser interpretado por Morgan Freeman, porque es el negro sabio de hollywood) (y ahora resulta, además, que el propio Mandela dijo que era el indicado para encarnarlo), y resulta un buen toque que la trama no sea la típica de las biotopics que es la narración cronológica de su vida con algún climax relevante. Por el contrario, la estrategia es contarnos una historia que podría parecer menor a primera vista, pero que en realidad da una idea más real del concepto que se nos quiere transmitir. En este caso, la copa mundial de rugby del 95. Supongo que muchos ya habrán visto los trailers y sabrán que el equipo de rugby, como representante del deporte oficial del país, fue una especie de estrategia política de Mandela para unificar a su país después del abismo social que estableció el apartheid.
La idea funciona de maravilla porque no tenemos que caer en la simpleza de "oh, veamos qué gran hombre fue..." y nos centramos en sus acciones directas, en algo que al principio podría parecer medio absurdo (muchos personajes se lo dicen en la película, que eso de prestarle tanta atención a un equipo que es malo, mientras el país tiene tantos problemas, no parecía ciertamente la mejor opción). Pero todos sabemos que Eastwood nos lleva siempre hacia alguna parte y sabe lo que es mejor para nosotros. Y Mandale sabía lo que era mejor para Sudáfrica y nos lo demuestra constantemente en el filme.

Lo cierto es que es una película fácil, la historia ya está escrita por sí misma y en general la figura de Mandela es bastante grande ya sin necesidad de que se nos recuerde. Y esto podría hacer que parezca una película simple, especialmente porque le faltan muertes y violencia, que es lo que solemos (suelo, ajam) esperar de Eastwood. Entrañables películas con violencia retórica, diría. Pero creo que de hecho una de las palabras claves de la película, que es algo que Mandela le dice constantemente a Pienaar, el líder del equipo de rugby, es que todos necesitamos inspiración. En su caso mucha inspiración para ganar contra toda predicción lógica. Y creo que, de manera muy sencilla, eso es precisamente lo que la película quiere darnos: inspiración. Es como decirnos, de manera deportiva-poética: mira cuán sencillo puede ser. Y todo ello respecto a los problemas sociales, el racismo, la destrucción de un país por sí mismo. Porque lo cierto es presenciar esta construcción de Mandela es bastante inspiradora.

Yo diría que no es una de esas películas que van a atraparte, seducirte, confundirte y que vas a adorar en todos los niveles. De manera más explícita pero también más sutil, el ambiente del momento te rodea y uno no puede más que sentir una constante emoción por todo lo que sucede. Una alegría genuina, sincera, un montón de bellos momentos que te ponen, literalmente, la piel de gallina por el valor inconmensurable de su significado.

Además, grandes puntos extra para el manejo del racismo. Dado que usualmente lo manejamos siempre desde un punto de vista unilateral: los blancos discriminan a los negros, los arios discriminan a los latinos, los ricos discriminan a los pobres, y etc. Aquí, evidentemente, el problema es mucho más general, y nos habla más de una nación que se teme a sí misma. Y vale la pena por una vez no tener a un gran enemigo, ni el que está bien y el que está mal. Vemos sospechas y oportunidades para vencerlas en todos los personajes, sin importar color ni posición. Y suena mucho más sincero que los dilemas maniqueistas que usualmente nos encontramos.



Es que Clint Eastwood es inspirador. Y un gran director, eso no le cabe duda a nadie. Y estoy leyendo que su próxima película va a ser un thriller sobrenatural. Uy.

1 comentario:

  1. ¡Quiero ver esta película! El rugby es mi deporte favorito, Mandela un personaje que siempre me ha atraído, Clint Eastwood uno de los artistas más intertesantes de los últimos treinta años y la novela en la que está basada, "El factor humano", un libro que me hizo disfrutar como hacía tiempo que no me pasaba.

    ¡Quiero ver esa peli!

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