24.1.10



24/01/10
Porque Buñuel nunca está de más, y porque me tocaba en mi lista inmediata a ver antes de morir, no podía dejar pasar "La edad de oro". El primer largometraje del director (aunque más bien es un mediometraje) y, porque ya me había centrado demasiado en la faceta mexicana del director. Así que hace algunos días que me dispuse a verlo.



"Perhaps I just happened to fall? No. We saw nothing"

Debo decir, antes que nada, que en realidad no soy una gran amante del surrealismo. Sí, disfruté "Un perro andaluz", que es la relación más simple que se le hace a esta película, pero hay una relación de unos 45 minutos entre ambas. De tal modo no es que pueda mantenerme del todo subjetiva.
Después de un extraño y abrupto inicio con escenas de alacranes peleando, nos encontramos con una serie de situaciones que podrían parecer inconexas pero que tienen una serie de elementos en común, de lo que podríamos deducir una trama dentro del caleidoscopio creativo conformado por Buñuel y Dalí. Como si pudieran darnos menos pistas.

De esta faceta del artista, eminentemente surreal, tratamos de captar una cierta escencia de lo que se nos trasmite: grandes grupos de personas, como constante procesiones serias, que siguen un solo punto. Imágenes religiosas estáticas, secas. Y, principalmente, individuos que se encuentran contra la corriente y tratan de manifestar afecto en contradicción a la gran mayoría de los demás personajes. Aunque por momentos podamos perdernos en las extrañas secuencias que conectan un momento y el otro (con una conexión incoherente, por otro lado), estas imágenes son las que prevalecen, de manera constante, aunque en apariencia vayan cambiando. Todo lo demás es deducción, la suerte de elementos dispares que a Buñuel parece que le gusta dejarnos para que nosotros armemos el rompecabezas.

Mi escena favorita, sin duda, es la que aparece en el fotograma. Y es que no solo el fetichismo de pies me parece bello, aún visualmente, sino que además entre esta bella joven y la estatua no pueden sino convertirse en poesía. Que es, de manera general, la apuesta que el director realiza en gran número de sus películas, sobre todo en éstas en que las pistas reales que tenemos son muy pocas.

Sin duda es un espectáculo grato, aunque por momentos el hecho de no entender lo que sucede puede llegar a ser un poco frustrante. Con todo me parece claro que no la pondría entre mis favoritas del director.

Y la siguiente tiene que ser "Viridiana", está claro.
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