20.3.09



20/03/09
Desde hace tiempo que tenía pendiente ver algo más de Gus Van Sant. De hecho en realidad lo único que he visto de él ha sido el remake de "Psycho" y sus respectivos cortometrajes para "Paris, je t'aime" y "Chacun son cinéma". Y no recuerdo cuál era el suyo en la oda a Paris pero en los otros dos casos no tengo demasiado qué comentar. Y particularmente "Paranoid Park" es una película que tenía ganas de ver.
Pero comencé con "Elefante", ni sé porqué. Me decidí a verla con mi hermana hace algunos días.



"So foul and fair a day I have not seen"

Recuerdo que algo que pensé con el cortometraje de Van Sant en "Chacun son cinéma" es que resultaba increíble que pudiera hacer que un corto de 3 minutos se sintiera tan largo. No es que la historia estuviera mala, más bien no tenía chiste, pero incluso con tal sencillez se sentía eterno. Y ahora pienso que quizá sea algo inherente a él, porque es sorprendente que pueda hacer que una película de 80 minutos (que es relativamente poco tiempo para una película actualmente) se sienta tan larga. Es algo en sus tomas tan extensas, tan largas, con una continuidad innecesaria en eventos irrelevantes. Que ya vistos con miras hacia atrás le da un cierto toque, algo que conforma la esencia y el ritmo propio de la película y que lo recuerdo como algo interesante. Pero que en ese momento pudo llegar a ser un martirio. O no tanto, pero no sé cómo sentirme respecto a una película que logra que por momentos me desentienda completamente de lo que sucede en pantalla. Era cosa de ver el cielo azul y podía distraerme todo lo que quisiera porque sabía que la toma continuaría así por lo menos los siguientes cinco minutos y el cielo, bueno, seguiría siendo azul.
A través de estos elementos logra atraparnos, meternos en la historia no como si la observáramos si no como si estuvieramos dentro de ella y no pudieramos escapar. Aún con varias secuencias en espacios abiertos hay un sentimiento de encierro, de claustrofobia, de callejón sin salida, que sirve muy bien para reafirmar los eventos que se desencadenarán en la trama y que no son nada sorpresivos. Sabemos desde el principio que tratarán de recrearse libremente los eventos por los cuales unos jóvenes deciden entrar en la escuela a matarlos a todos.
Una de las cosas que más me gustó y que no se trató de satanizar o justificar a los jóvenes asesinos como usualmente se ha abordado estos episodios. Nada de si estaban escuchando a Manson, de si venían de familias conflictivas, de si la cultura del país los orilló a. Sus razones parecen ser lo menos importante a la vez que la mayor incógnita, como si fuera parte de un plan ya establecido, un plan sencillo, que acatan como si se tratara de cualquier otra cosa. De este modo todo parece tan natural que los hechos se siguen como si fuese irremediable, como si fuese lógico, y puede que sea esto mismo lo que nos atrapa y lo que nos inquieta. La facilidad con la que un chico puede afrontar los problemas escolares que le provoca ocultar la ebriedad de su padre, la facilidad con que una joven expresa su sexualidad al acudir a un grupo donde se discuten distintas orientaciones sexuales, el modo en que una chica extraña acepta que se burlen de ella sin tratar de defenderse, la confianza con que un joven fotógrafo se acerca a una pareja de punks a pedirles que se dejen fotografiar. Todo un universo adolescente donde también se presenta un modo sencillo de no ir a la escuela, los jóvenes que son eternamente molestados por los populares y que ni siquiera parecen indignarse ante esto, el modo en que uno puede ordenar armas por internet sin mayor problema, cómo dos chicos pueden organizar un plan para matar a todos sus compañeros haciéndolo parecer como cualquier otro plan. No hay una fuerte irrupción en la atmósfera inicial, el sentimiento de que algo va mal, que algo no va de acuerdo. Del mismo modo en que una joven besa a un amigo para confortarlo otras vomitan tras haber comido unos pocos vegetales. Y todo se encuentra al mismo nivel, completamente desprovisto de cualidades positivas o negativas. Ese es el gran triunfo de "Elefante", llevarlo todo hasta el punto más sublimente neutral.

Otras grandes virtudes como la iluminación, que me pareció fantástica. El uso de los colores, resaltando mucho el amarillo (siempre me ha gustado cuando los directores le dan ese toque colorido-fantástico a sus películas). Una ambientación que me encantó, aunque me recordó un poco a "Las vírgenes suicidas", pero creo que ayudó con la trama. La noción de que todo es adolescente, como si ese fuese todo el universo y no pudiera mirarse hacia afuera.
Pero, claro, igual el ritmo es algo particular. Algo pesado por momentos y hace que uno pueda perderse fácilmente. De modo que todo esto lo pienso ahora y puedo decir que la película me gustó, pero sin duda fue algo pesado en su momento y me perdió en tantas partes que sentía que se alargaban innecesariamente. No sé si podría volver a verla, al menos en un plazo cercano. Y eso no siempre habla del todo bien de una película.

Ahora tendré que ver "Paranoid Park" para ir dando una visión cada vez más amplia. Aunque aún me falta mucho.



¿Cuál es tu película favorita de Gus Van Sant?

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