11.9.10



11/09/10
En mi mente se confundían un poco esta película con "Ecos mortales" (aquella en que sale Kevin Bacon y la doctora Cameron, de "House", cuando era una niña). Tengo la extraña sensación de que sus portadas se parecen y aunque sé que no son las mismas, tiendo a pensarlas como una sola a veces.
Pero esta tiene a Giménez Cacho que no es cualquier cosa y es precisamente la razón por la que la compré. Aunque si me hubiera confundido y hubiera comprado la otra, qué más da, también lo hubiera hecho por Bacon. Y por ver una película de asesinos.



"Me dijo que conocia muy bien aquella sensación porque la había vivido. Me dijo que había estado poseído"

La idea de la estructura de la película es bastante curiosa, y si uno no tiene una idea clara de lo que va a ver puede resultar incluso un poco confusa al principio. Tenemos por una parte la presentación de la investigación, a modo de documental, en que se van explicando las razones que llevan a la figura de Aro Tolbukhin, un inmigrante húngaro encarcelado en Guatemala por haber asesinado a mujeres embarazadas. En primera instancia, claro, el interés por el asesino, por entenderlo, que es algo que nos deja en claro el título y que es por demás un tema común en tantas otras películas y documentales: el interés por el otro, el trasgresor, el monstruo.

Ajam, entre esas secuencias, se incluyen fragmentos de entrevistas o pietaje al caso, alguno del cual corresponde a una investigación anterior (que es a la cuál llega la documentalista para interesarse en la figura del asesino. Y también material nuevo, recién recopilado, que aporte más a esa investigación que quedó incompleta. Principalmente entrevistas con personas involucradas en el caso o que lo hubieran conocido anteriormente, incluyendo entrevistas con el propio Tolbukhin en la prisión.

Y en tercer lugar, tenemos la dramatización de los hechos, la película propiamente dicha en que se busca recrear una serie de momentos respecto a la vida del inmigrante que son los que parecen quedar especialmente claros durante la investigación. Algunas de las cosas que se recrean ya las hemos escuchado o las escucharemos en boca de sus participantes, y un poco más deducimos que son suposiciones del modo en que transcurrieron los hechos reales. Es en esta dramatización en que aparece Giménez Cacho, encarnando al asesino.

Pero está claro que la pregunta implítica todo el tiempo es: ¿quién es Aro Tolbukhin y por qué cometió aquellos actos? Es un poco en este punto, en el propósito de meternos en la mente del asesino, que la película falla un poco. Primero porque la fragmentación de momentos resulta un poco arbitraria, en realidad no hay un orden establecido sobre lo que veremos: comenzamos por el último incendio en que lo apresaron, luego vamos por su llegada a Guatemala, luego vamos a otros episodios, luego vamos supuestamente a la faceta asesina, luego tratamos de regresar a quién era antes de llegar a Guatemala. Esto, claro, funciona en el aspecto de thriller pero falla completamente en introducirse en el género de documental, que era la primera escena. Y también es cierto que entre cambios de narrativa sigue quedándonos algo lejos la figura principal, como si se hablara tanto de ella pero sin que nos pudiéramos acercar por completo.
Y, bueno, hacia el final, lo más cercano al entendimiento de su psicología, me parece que queda un poco caricatura. Es decir, no dudo que es algo que podría quedar como un episodio claro en la vida de un asesino pero no creo que se haya conseguido plasmar del todo bien, dejando esa parte de 'recreación' muy por debajo de lo que uno estaba esperando descubrir.

La película, sin embargo, es entretenida y lo guía a uno de manera amena por un seudo documental de este tipo. Hay cosas que le funcionan mejor o no, pero uno puede justificarlas fácilmente con aquello de que todas las versiones siempre serán subjetivas.
De todo yo creo que especialmente me quedo con el modo en que se consigue comprometernos con una historia que es falsa. Tan tan tan tan. Pues bien, Aro Tolbukhin no es un personaje real pero hacia el final está claro que lo dudamos. Y la mezcla de pietaje con una 'innecesaria' (en el aspecto de que, bueno, podrían haber decidido hacerlo todo en documental o todo en drama de ficción) dramatización consigue realmente darnos una sensación de realismo puro. Y uno disfruta, claro, con estos asesinos desconocidos latinoamericanos. Que también lo cierto es que tenemos muchas figuras interesantes por ahí a las cuales explotar.

Y yo, básicamente, lo hago todo por Giménez Cacho.




¿Documental sobre un asesino serial favorito?






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