25.9.10



25/09/10
Sí, esta entrada fácilmente competiría al premio de peor fotograma jamás usado en este espacio. Pero les aseguro que la única otra imagen que encontré de la película era aún peor, así que tendremos que aguantar incluso las letras superpuestas. Jo.
Uno sabe y hace caso omiso de que no es lo más recomendable ver películas basadas en textos de autores que a uno le gustan. Es muy raro el caso en que las cosas salen bien. Pero la curiosidad es muy fuerte y uno se pregunta cómo habrán adaptado tal cuento y termina viendo cosas que igual y hubiera preferido jamás ver.



"Nuestros caminos son muy largos porque nunca dejamos de caminar. Caminamos todita la vida. A veces la luna y el sol descansan, pero nosotros caminamos hasta después de muertos"

La película, como algunos supondrán, está basada en el cuento homónimo de Juan Rulfo. Cuento, que es un género incluso más difícil de adaptar que una novela. Y si de por sí Rulfo no es muy cinematográfico, este cuento en concreto no es nada cinematográfico. No sé cómo alguien pensó que era buena idea intentarlo (sí, sí, y no sé cómo yo pensé que era buena idea verlo, ya sé).

Del cuento original toma únicamente la idea más básica: un hombre que lleva a su hijo caminando una larga distancia en busca de un médico. Y nada más, porque todos los demás detalles que suponemos a partir de ciertos indicios en el cuento se transforman en beneficio de una trama completamente aparte.

Así que hablemos de la película. Tenemos a un padre cuyo hijo parece gravemente enfermo y con mucha fiebre. Como viven en una población muy pequeña en medio de la nada no hay nada que se pueda hacer más que ir hasta el siguiente pueblo en busca de un médico o cualquier cosa parecida. De tal modo que carga al pequeño y van caminando de pueblo en pueblo, de uno en otro, hacia ciudades más grandes, porque no hay médico alguno y el niño cada vez está peor. Con forme van caminando el padre le va hablando al hijo (en ese sentimiento primario de que escuchar es no estar muerto) y el diálogo-monólogo-soliloquio es la espina dorsal de la película. En ese sermón le habla de sus orígenes, de manera general, y luego le irá diciendo al hijo cómo será su vida futura, la que aún le espera porque no puede morirse justo ahora de esa fiebre. De tal modo que conforme le va inventando una vida, vemos secuencias de esa vida nueva, futura, posible e imposible, que se supone que el hijo vivirá. Que es también el discurso social de la vida del indígena, su traslado a la ciudad, la búsqueda de una vida mejor y el modo en que va perdiendo su inocencia de buen salvaje por culpa de esa ciudad enorme que se lo devora. El padre le inventa al hijo que se mudará a la ciudad, conocerá una mujer, trabajará en lo que se pueda y un etcétera que continua con la película.

Aquí quizá vale la pena destacar que para hacer posible esta trama se pasa por alto que en el cuento el hijo es un hombre mayor (suponemos que el padre es ya una persona tirando a anciana), intuimos que está herido más que enfermo y también se intuye que aunque es una persona de alguna población pequeña no es propiamente un indígena. Pero esos meros detalles y para lo que sirve.

La película ya sea como adaptación o como película independiente en sí, es terrible. Y es terrible básicamente porque es mortalmente aburrida. Si a alguien le puede sonar mínimamente interesante la idea, les aseguro que su desarrollo es terrible y aburrido. El diálogo tiene ese tono profundo que quiere sonar artístico pero que, contrariamente, suena de lo más artificial y poco folklórico, sobre todo. Las escenas de vida alterna son estereotípicas, lentas, y obviamente no van hacia ninguna parte. Además que ya si ya es cansado el típico discurso del indígena como buen salvaje prostituido (que, vale, igual no era tan típico en los setenta), aquí parece que lo hacen tan evidente que llega a sonar de lo más falso y es imposible que sintamos empatía o el mínimo interés por lo que le pase al personaje.
Y, finalmente, al igual que el cuento de Rulfo, eso sí, no lleva hacia ninguna conclusión. Que literariamente hablando y siendo un cuento corto tampoco es demasiado importante, especialmente si la narrativa es llevada magistralmente; pero cuando estamos hablando de una película de hora y media que acaba sin que haya pasado absolutamente nada (relevante, quiero decir) la verdad es que no resulta de lo más agradable.

¿Y en qué pensaba François Reichenbach cuando decidió meterse con este proyecto? Nunca lo sabremos. Ni lo que pensaban los guionistas ni lo que pensó Rulfo que todavía estaba vivo (ese sí que sería un punto de vista interesante).




¿Película favorita basada en un cuento corto?

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